miércoles, 18 de enero de 2017

Mi clase inolvidable.

Descubriendo el camino hacia la innovación 

La instancia de aprendizaje más valiosa que me viene a la mente se desarrolló durante un examen final en la facultad.

Tras reprobar en el turno anterior la materia Probabilidades y estadísticas me presenté luego de estudiar cada tema en, -lo que yo pensaba hasta ese momento-, profundidad.

Como aún sucede en nuestras facultades, éramos varios estudiantes distribuidos de a dos por pizarrón que ocupaban cada una de las paredes del aula.

La profesora comenzó dándome un ejercicio, el cual completé correctamente, luego me dio otro tema y otro y otro, sin permitirme que borrara el pizarrón. Después de 2 horas, más o menos, observo mi porción del pizarrón y descubro que había pasado por todos los temas del programa, pero eso no fue lo sorprendente, sino que todos los ejercicios seguían una lógica y resolvían un problema de la vida real.  La profesora me había guiado durante el examen a comprender lo que durante las clases, ni con el estudio individual había logrado. En todo el año, no había asistido a una clase así. Comprendí toda la materia a través del proceso de síntesis que durante las clases no se habían producido o no le habíamos prestado atención.






¿La mejor clase que recibí? Durante un examen oral/escrito donde la profesora se tomó el tiempo para “enseñarme” a integrar conocimientos saliéndose de los mandatos clásicos que obligan (al menos en ingeniería, aún es así), a sufrir durante los exámenes finales. La atención personalizada de la profesora también favoreció el aprendizaje significativamente.

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